—¡Jadeo! —Primo jadeó por aire mientras se levantaba instintivamente del suelo. Todo su cuerpo estaba empapado de sudor, humedeciendo su ropa. Mirando a su alrededor, todo lo que podía ver eran latas vacías de cerveza, empaques de comida echada a perder y basura que no había podido tirar en el contenedor adecuado.
La televisión aún estaba encendida, pero estaba en silencio. Aun así, proporcionaba suficiente luz para que él viese todo en este pequeño y oscuro apartamento.
Desde que procesaron al Señor John, Primo lo dejó todo atrás. No volvió a la firma, aunque sus colegas le dijeron que siempre era bienvenido a volver. No podía regresar al apartamento que había comprado para él y sus hermanos, ya que solo le recordaría el incidente.