—Frank, ¿por qué… me amas tanto? —Probablemente Hera había hecho esta pregunta en el pasado. Pero no pudo evitar hacerla de nuevo.
¿Era correcto siquiera llamar a esto amor? Pero ya que lo consideraba así, hizo la pregunta. Si quería admitirlo o no, Dragón era alguien que no tendría dificultades para conseguir mujeres a su lado.
Era guapo, alto e inteligente. También tenía el bolsillo profundo, aunque su riqueza se originaba de sus tratos ilegales. Había muchas cualidades por las que las mujeres de Dragón se morirían. Si solo no estuviera loco o si fuera menos cruel.
—¿Esa pregunta otra vez? —dijo él con sorna.
—Quiero saber.
Dragón soltó una corta y tenue risa. —¿Por qué te amo tanto? Hera, esto que llamas amor ni siquiera es tanto. Siento que no te he amado suficiente.
Hera parpadeó sus pestañas, esperando que él añadiera más a esa explicación. Visto que ella quería más respuestas de lo usual, Dragón tarareó mientras reflexionaba.