—Misión uno completa —dijo Tigre.
Tigre no esperó ninguna confirmación de si había alcanzado el objetivo porque sabía que ya había hecho el trabajo. Ordenó metódicamente, desmontando su francotirador y colocándolos dentro de una bolsa de lona. Todo lo que pudo escuchar desde el audífono fue puro silencio, pero no sintió la necesidad de romperlo.
Una vez que terminó, cargó la bolsa y corrió escaleras abajo. Al llegar a la planta baja, salió del edificio, dirigiéndose directamente al coche aparcado afuera. Primero fue al maletero, lanzando la bolsa dentro antes de correr hacia el asiento del copiloto.
En el momento en que entró, la persona en el asiento del conductor lo miró.
—¿Listo? —preguntó Dominic, ganando una mirada de Tigre.
Cuando sus ojos se encontraron, una expresión extraña apareció en la cara de Tigre cuanto más tiempo miraba. Mientras tanto, Dominic levantó las cejas.
—¿Qué? —preguntó Dominic una vez más—. ¿Hice algo?