—Un grito salió de Ivy en cuanto cerró la puerta de un portazo —saltando a un lado para esconderse detrás de la pared de concreto. En el segundo en que saltó, las balas acribillaron la puerta. Mirándola con los ojos muy abiertos, su corazón latía a toda velocidad en su pecho.
Si hubiera sido un segundo más lenta o si no hubiera tomado una decisión rápida y crítica, podría imaginarse su cuerpo yaciendo en un charco de sangre.
—De verdad me va a matar —soltó un resuello entrecortado, girando la cabeza hacia adelante.
Allí, justo afuera de la puerta principal, había cuerpos yaciendo sin vida en sus charcos de sangre. Era casi horroroso pensar que esta gente había muerto hace minutos y las personas ni siquiera hicieron algo al respecto. Ni siquiera intentaron salvarlos.