Di tus oraciones

—Así que, esto es lo que va a ser —Fig pisó el acelerador y sacó la pistola de su bolsillo del traje. Ahora que no estaba atrapado entre el sedán, podía luchar. Primo abrió mucho los ojos porque en el momento en que Fig sostuvo la pistola, los coches que inicialmente los seguían se salieron de la carretera mientras él disparaba y reventaba sus neumáticos de un tiro.

—Oh, wow —Primo se aclaró la garganta y sostuvo su rifle con seguridad. Desde su posición, se movió confiadamente con la mitad de su cuerpo fuera de la ventana y se sentó en ella. Sus pies estaban dentro del asiento del acompañante, apoyando su rifle sobre el capó del coche y disparando al azar a los coches que pasaban a su lado.

Mientras tanto, dentro del sedán, Dragón frunció el ceño cuando Fig de repente se alejó de ellos. Volvió a la realidad cuando un golpe llegó al asiento del conductor. Girando la cabeza, vio a Cielo golpeando la ventana con la parte trasera de su espada, forzándose a entrar.