Primo, Deborah y Cazador siguieron a Hera de regreso a la mansión. Era incómodo. Los tres la habían conocido a Hera en algún momento de sus vidas. Solo tenían una cosa que decir sobre ella; ella no era como pensaban que sería.
Esa impresión se quedó en su cabeza hasta ahora que la seguían.
—Dije que me pusieras al tanto —Hera rompió el silencio—. No estoy escuchando nada.
—¿Ponerte al tanto de qué? —Primo comentó, casi molesto—. Vinimos aquí para rescatarte a ti y a Joker. Fracasó miserablemente.
Cazador lanzó una mirada al irritado Primo antes de fijar sus ojos en la espalda de Hera. —Negociamos —más bien este tipo se acercó a Carnero. Carnero nos prometió que si teníamos éxito, derribaría a Dragón. No puede permitirse traicionarlo abiertamente, sabiendo que Dragón te haría daño.
Lo único que Cazador obtuvo de Hera fue un silencio puro. No sabía si eso era relevante o no; no podía decirlo.