[Ala Este]
Las ráfagas de tiros resonaban en el aire, el polvo contaminando el ambiente mientras las balas dejaban hoyos en las paredes de concreto y la sangre salpicaba por todos lados. Primo y Cazador jadeaban por aire, escondidos tras el mostrador de la sucia cocina.
—No se acaban —Primo apretó los dientes, girando su cabeza hacia la persona entre él y Cazador—. Mierda. ¿Le han dado?
—No lo sé —Cazador negó con la cabeza, sus ojos sobre Joker, severamente golpeado.
El estado de Joker era aún peor que cuando Cazador y Deborah fueron torturados. Le faltaban varios dedos de los pies y de las manos. Cortadas en su espalda y piernas, su cara hinchada, era irreconocible. Si no fuera por el pequeño tatuaje del Joker detrás de las orejas de Joker, no hubieran sabido si habían rescatado a la persona correcta.
—¿Crees que ella se la llevó? —preguntó Cazador, clavando sus ojos en Primo.