—¿Lo ves?... En este mundo, solo yo estoy de tu lado. Sin mí, todos seguirán lastimándote —Alessio afirmó.
—Ya sé... que nada de esto es real. Deja de fingir —Neveah escupió con odio.
Neveah ya estaba cansada, habría preferido mil veces luchar al lado de Imagor contra el hechicero que este resultado.
La incertidumbre se apoderaba fuertemente de ella, royendo sus fortificaciones e intentando exponer a Neveah a un sentimiento que ella misma se había enseñado a nunca ceder... el miedo.
—Real o no, serás feliz aquí... conmigo a tu lado, siendo justo el hombre que siempre debí haber sido para ti —dijo Alessio.
—Todo será lo que debió haber sido. Serás feliz y reverenciada por encima de todo lo demás... Puedo darte todo lo que desees y estoy dispuesto a dártelo sin reservas —continuó Alessio.
—Esta versión de mí solo existe aquí y todo lo que necesitas hacer es quedarte... ¿qué más importa? —Alessio le preguntó a Neveah—, sin siquiera intentar negar su afirmación.