Un jadeo escapó de Neveah al sentir un escalofriante frío que la devolvía a la consciencia. Cuando volvió a ser consciente de su entorno, Neveah se dio cuenta de que aún estaba de pie en la desconocida cornisa de la montaña donde había encontrado a Menarx.
La visión había parecido tan real, que por un momento Neveah se había preparado, como si aquellas crueles e implacables enredaderas vinieran a por ella después. Que sería ejecutada brutalmente sin dejar rastro... la verdad enterrada por siglos venideros.
El pensamiento le desgarraba el corazón, como si la pérdida y la traición fueran suyas. Acababa de presenciar la mentira más grande de la historia. ¿Cómo podría alguna vez contarle esta verdad a Jian? ¿Cómo podría verlo desmoronarse de nuevo?