Un agobiante sentido de decepción no era el mejor sentimiento con el que despertar. Fue especialmente pesado hasta que los residuos del sueño se desvanecieron y Neveah tomó conciencia de su entorno. El peso del brazo de Xenon alrededor de su cintura la mantenía arraigada en este momento, previniendo un espiral, más de lo que él podría darse cuenta. Y al entender la intrincada conexión entre ellos, Neveah sabía que ella hacía lo mismo por él. Xenon ya estaba despierto, no estaba segura desde cuándo. Su mano acariciaba su cabello en gestos reconfortantes como lo había hecho antes de que ella se durmiera, y sus respiraciones eran lentas y calmantes. Estaba prácticamente recostada sobre él también, hasta la cintura y Neveah no pudo evitar una sonrisa tímida.
—¿Dormiste algo? —preguntó Neveah, moviéndose para poder mirar a Xenon, quien la observaba. Su mirada exudaba una ternura tan potente que se sintió humilde al ser el objeto de ella.