La pareja de Arlan es un pervertido

La siguiente mañana, Seren despertó con un cielo ya iluminado por los rayos del sol. Parpadeando para sacarse el sueño de los ojos, miró a su lado para encontrar un espacio vacío. Una repentina realización le sonrojó las mejillas de rojo carmesí, lo que la llevó a cubrirse rápidamente el rostro con una manta esponjosa. Antes de que pudiera recomponerse completamente, una voz familiar rompió el silencio.

—Buenos días, Seren.

Reflejado en el espejo, una figura alta elegantemente vestida ajustaba los botones de su levita, sus ojos encontrando los de su esposa recién despertada. No pudo evitar notar su fugaz vergüenza.

Asomando debajo de la manta, Seren murmuró:

—Buenos... días —su voz suave y ligeramente apagada.

Alejándose del espejo, Drayce se acercó a la cama, tomando asiento a su lado. —¿Dormiste bien? —preguntó.

Con la mirada aún parcialmente oculta por la manta, Seren simplemente murmuró en respuesta, al parecer reacia a abandonar su cobertura protectora.