Seren ama los chismes

Drayce regresó a la mansión de invitados donde Seren lo estaba esperando.

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó ella, casi aferrándose a él, sin importarle la presencia de los sirvientes.

—¿Me extrañaste?

—Hmm, mucho.

Él le sonrió delicadamente. —Llegué tarde porque descubrí algo interesante para entretenerte.

—¿Chismes? —Sus ojos brillaron, haciendo que Drayce se preguntara si su esposa realmente no quería perderse nada. Atrapada en esa torre, no podía comunicarse con el mundo exterior, pero ahora estaba compensándolo todo. Escuchar chismes era su pasatiempo favorito, y tantas veces escuchó a sus sirvientes entreteniéndola con todo tipo de chismes que conocían. A Drayce no le importaba mientras la hiciera feliz.

—Hmm, uno interesante —respondió él con calma.

El hombre que nunca gustaba de meterse en asuntos privados de otros, mucho menos hablar de ellos, ahora estaba listo para chismear por el bien de su esposa.

—Dime, rápido. ¿De qué se trata?