Visitante

—La arrogancia brillaba en sus ojos cuando barrió con la mirada la cima de la montaña, una sonrisa curvándose en sus labios —dijo Sue Ming. Su mirada finalmente se desplazó hacia Aelina mientras la examinaba de arriba abajo, una risa desdeñosa escapando de su boca.

La voz de Sue Ming cortó el tenso silencio, cada palabra impregnada de desdén. —Así que, tú eres Aelina, ¿eh? ¿O debería llamarte la Invencible Doncella del Trueno?

Sus palabras colgaban en el aire como un desafío, su mueca tan evidente como una bofetada en la cara.

Los ojos de Aelina se estrecharon ligeramente, pero su sonrisa no flaqueó. Una risa suave escapó de sus labios, su diversión resonando entre los picos de la montaña. —Ah, la Invencible Doncella del Trueno —reflexionó, su tono goteando con un encanto sarcástico y malicioso—. Ese nombre ciertamente trae gratos recuerdos.

Aunque, la parte de 'Trueno' podría ser un poco engañosa... No se quejaba.