—Mmmm~ —gimió María, acurrucándose más cerca en el abrazo de Mira como una pequeña gatita que había regresado a su dueño.
Al sentir la sumisión en las acciones de María, una satisfacción primaria se avivó en Mira. Ella se entregó de buena gana al atrevimiento de María, sus manos agarrando la cintura de la mujer y manteniéndola firme. Pero no pasó mucho tiempo antes de que reclamara el control de la situación.
Ella giró y empujó la espalda de María contra la pared, su gran cuerpo y colas peludas abarcando a María, impidiéndole escapar. No es que ella fuera a hacer tal cosa.
El beso fue apasionado y lleno de emociones, sus labios se unían en una silenciosa declaración de anhelo. Las manos de María encontraron apoyo en el cabello de Mira, atrayéndola más adentro. En respuesta, Mira mordió el labio inferior de María, provocando un suave jadeo en la mujer entre sus brazos.