Jaula de pájaros

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Mientras la masiva cola enviaba a Mira deslizándose por el suelo, Rhydian saltó en acción. Un gruñido brotó de su garganta. Sus ojos destellaban en dorado, reflejando la ferocidad de la bestia interior.

—¿...Perro? —replicó Rhydian mientras agarraba a la bestia escamosa más cercana y débil antes de destrozarla con sus propias manos, salpicando sangre por todas partes.

—¡Hmph! —dejó escapar una burla fría, y luego saltó hacia el enjambre de bestias, usando esta experiencia para acostumbrarse más a su forma humana.

El antes silencioso campo de batalla estalló en un caos de rugidos y gruñidos. Las bestias, su paciencia agotada, se lanzaron sobre el dúo. Rhydian era un torbellino de garras y dientes, cortando a través del ataque de las bestias.

Mientras tanto, Mira usaba el impulso de su caída para rodar y volver a ponerse de pie, con un brillo asesino en sus ojos.

—Qué insolencia —murmuró, las comisuras de su boca deformándose en una sonrisa malvada.