Mientras la primera masiva marea de bestias se dirigía hacia la Secta Ortodoxa número uno, la Secta Espada Inmortal, se sentían ondas de choque en todo el Continente. La Secta Espada Inmortal, conocida por su disciplina, honor y fuerza, había permanecido inquebrantable durante siglos. Ahora, enfrentaba una amenaza como nunca antes.
Una marea de bestias no era algo inaudito, pero la escala y ferocidad de este asalto eran sin precedentes. ¡No solo había tantas de ellas, sino que la barrera que había protegido a la Secta de fuerzas externas había dejado pasar a las bestias sin ningún problema! Era como si algo, o alguien, estuviera impulsando a las bestias a atacar con una determinación implacable y enfocada.
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En la sede de la Secta Espada Inmortal, los ojos del Líder de la Secta Alexander se estrecharon al recibir la alarmante noticia. Las paredes de su cámara parecían temblar con su ira contenida.