—Eres una nueva presencia —dijo la mujer etérea, su voz una mezcla armónica que parecía resonar con las energías pulsantes de la Zona Meditativa misma—. Soy Luna, un espíritu guardián de este reino. Has hecho bien en resonar con la Arboleda de Lumina. No muchos logran entender su esencia, mucho menos conectar con ella.
—¿Un espíritu guardián? ¿Es tu papel supervisar las pruebas aquí? —Mira levantó una ceja al mirar a la mujer, aumentando su vigilancia en caso de que fuera una enemiga.
—Entre otras responsabilidades, sí —Luna asintió con la mirada profunda como un cielo estrellado—. Puedes pensar en mí más como una guía o gerente de la Zona Meditativa. Este lugar no es para cualquiera —su voz se volvió algo fría al final, pero Mira no le prestó atención.
—Estos árboles, esta zona entera —está diseñada para más que solo meditación y cultivo del Qi, ¿verdad? —Mira echó un vistazo al bosque bioluminiscente detrás de ella, todavía resonando con su corazón de Energía Primordial.