Jiang Yuyan no sabía exactamente qué decir. Forzando una sonrisa, miró a su hermano—Estoy bien hermano, hay tantas cosas que me mantienen ocupada últimamente. Esa fue una sonrisa forzada, pero sus ojos claramente mostraban que se sentía emocional por dentro.
—¿Desde cuándo aprendiste a esconder tus verdaderos sentimientos de mí, Yuyan? —preguntó Jiang Yang.
—Hermano, realmente estoy bien…
—No más mentiras —él la interrumpió.
Justo entonces, las lágrimas que había estado reteniendo se abrieron camino y al siguiente momento ella habló la verdad—. No estoy bien, hermano.
—Lo sé.
—Lo extraño demasiado… y es tan doloroso que siento ganas de morir…
—Yo también lo sé y créeme, todos lo extrañamos mucho.
Jiang Yuyan continuó llorando y Jiang Yang continuó acariciando su cabeza.
Al rato, cuando Jiang Yuyan se calmó, escucharon que tocaban la puerta. Jiang Yuyan se compuso, y Jiang Yang le pasó pañuelos desechables.
—Adelante —indicó Jiang Yang y Nixxxie entró en la cabina.