Él es la razón de lo que soy hoy...

Ming Rusheng estuvo de pie en silencio, observando lo que Lu Lian hacía. La vio enterrando una vieja caja en la tierra.

Una vez que Lu Lian cubrió bien la caja, se levantó y vio a Ming Rusheng de pie a la distancia, mirándola. Sin prestarle atención, se dirigió hacia el banco cercano a donde estaba y se sentó allí; estaba calmada, pero sus ojos llenos de tristeza.

Ming Rusheng se acercó a Lu Lian y se sentó junto a ella en el mismo banco, pero no dijo ni preguntó nada. Los momentos de silencio pasaron mientras los dos permanecían callados.

Lu Lian no le impidió sentarse allí. Él era la persona que la había herido, y ni siquiera deseaba verlo, pero aquel día estaba en un mundo diferente como para pensar en cualquier cosa. Solo tenía a su hermano en su mente y sus recuerdos con él.

—Él es la razón de lo que soy hoy —de repente habló Lu Lian.

Al oírlo, Ming Rusheng la miró, y ella habló otra vez, sin mirarlo —Él fue la razón por la que elegí ser arquitecta.