Al entrar en uno de los pueblos, se quedaron esperando a que el día se convirtiera en noche y comenzaron a cazar al vampiro que vendría a sacrificarse para que Robarte pudiera continuar viviendo como un vampiro y nadie lo sospechara. En un lugar lleno de vampiros, uno pensaría que sería fácil cazar, pero era un poco difícil cuando el vampiro cazaba presas en la noche.
Laurae se aventuró a caminar por la noche, atrayendo a uno de los vampiros que quería alimentarse. Lo atrajo lejos y hacia el bosque antes de que quedara inconsciente. Arrastrando al hombre y llevándolo en la carroza, encontraron la posada más cercana que no sospecharía de su negocio. Una vez que llegaron a la habitación, el vampiro que aún estaba vivo y respirando fue colocado en una cama con las manos y las piernas atadas para que no pudiera escapar. En paralelo, en la cama siguiente dormía Robarte con su cuerpo girado que estaba desnudo de ropa.