Pareja fugitiva - Parte 3

—Bruja negra, Circe, no andemos con rodeos porque el tiempo es escaso y se nos está agotando. ¿Qué está pasando en este pueblo? —preguntó Damien.

La bruja negra descubrió sus feos dientes que no disuadieron al hombre, quien la miró fijamente. —Necesitas cepillarte un poco, mi señora —bromeó, lo que hizo que la criatura se agitara de nuevo en agitación por lo que acababa de decir. Si había algo sobre lo que las brujas negras eran sensibles, era acerca de su apariencia. Casi todas las brujas negras nacían con una apariencia horrenda y solo a través del hechizo que utilizaban podían adoptar una apariencia similar a la humana para atraer a su público o a las personas de las que se alimentaban.

—¿Qué pasa con el pueblo? —le preguntó de nuevo.

—Está bajo un hechizo que ha sido realizado por nuestra señora —dijo Circe, sus ojos rasgados mirando a Damien mientras la lengua se deslizaba hacia adentro y hacia afuera de su boca creando un sonido siseante.