—Penny miró a los árboles que se incendiaban. Pronto no solo Mythweald sino también las otras tres tierras terminarían así si ella no se movía rápidamente. Jadeó por aire y colocó sus palmas abiertas sobre el suelo. Cerrando sus vibrantes ojos verdes, ella recogió el hechizo en su memoria. Intentando calmar su corazón palpitante a la normalidad, finalmente susurró el hechizo que le habían dado.
No estaba segura de cuán lejos funcionaría el hechizo ya que solo se estaban apoyando mutuamente para la ayuda y ella había tropezado con esto.
Algunos miembros del consejo que habían venido de lejos de las ruinas de la iglesia y de las brujas negras, vieron a Penny sentada en el suelo con las manos hacia abajo. Pasaron unos buenos treinta segundos y no vieron cambio alguno. Las otras brujas negras y cazadores de brujas que todavía estaban vivos se dirigían en su dirección con sed de matarlos a todos.