Al día siguiente, tal como estaba planeado, Xiulan dejó su ciudad natal con las manos llenas de platos típicos y especias locales que su madre había empacado para ella y para Fu Ling.
Actualmente, ella no quería enfrentarse a Fu Ling pronto, pero por su madre, tuvo que hacerlo antes.
Lo primero que Xiulan hizo al llegar a la ciudad fue volver a su apartamento para dejar sus cosas y organizarlas, antes de llevar la porción de platos típicos para Fu Ling y salir hacia el trabajo.
Inmediatamente después de bajarse del ascensor en su apartamento, vio a uno de los guardias en su apartamento, quien tuvo la osadía de preguntarle si ya estaba mejor.
—Sí, estoy bien, ¿por qué lo preguntas? —Xiulan preguntó con una mirada confundida. Y esto es porque no sabía cuánto se había preocupado Fu Ling por ella hasta que los guardias se lo dijeron.