Para cuando los recién casados subieron al jet privado, Iris se venció por la somnolencia. Quería pasar más tiempo charlando con su esposo, pero apenas podía mantener los ojos abiertos.
—Échate una siesta, amor. Te despertaré cuando lleguemos a nuestro destino —Jin Liwei le besó la frente después de ayudarla a abrocharse el cinturón de seguridad antes de tomar asiento justo a su lado.
Ella suspiró antes de asentir. No tenía caso tratar de resistir el sueño cuando su cuerpo lo anhelaba tanto. Antes de que el jet privado despegara, ya estaba profundamente dormida.
Jin Liwei la cubrió con una manta esponjosa y la atrajo hacia sus brazos para que descansase en su pecho. Ella ni se inmutó con todo el movimiento. Poco después, él también se quedó dormido.
Al final, solo el doctor privado y el personal de seguridad que venían con ellos pudieron disfrutar del tratamiento de primera clase del vuelo. Tanto Iris como Jin Liwei durmieron durante toda la duración del vuelo.