Hechizado

Jin Liwei se hizo aún más confundido por las acciones de su esposa, pero igual recibió el sobre manila que ella le entregó. Era ligero y delgado, pero como ella actuaba tan nerviosa, sospechaba que su contenido no debía ser algo sencillo.

—¿Qué es esto, amor?

—Lo sabrás cuando lo abras.

—¿Entonces debería abrirlo ahora? —no esperó la respuesta de su esposa y de inmediato se movió para romper el sello del sobre, pero ella lo detuvo.

—¡No! —Iris tiró de su brazo—. Volvamos primero a la habitación, ¿está bien? O tal vez deberías ducharte primero…

—A la habitación. Me ducharé después.

Ella asintió, claramente nerviosa, mientras sostenía su brazo. Salieron de su ropero y llegaron a su habitación. Iris se sentó en la chaise longue y alternaba la mirada entre Jin Liwei y el sobre en su mano.

Él se sentó a su lado. —¿Puedo abrirlo ahora?

—Sí, —respondió ella en ruso.

Él rompió el sello. Luego se quedó atónito al ver finalmente el contenido del sobre.