—¿Intrusos? —frunció el ceño Ran Xueyi.
—La isla tiene señales de sensores que permiten a mis hombres saber cuándo un intruso está entrando sin permiso —Evgenia caminó más allá de la puerta, seguido de cerca por Ran Xueyi y Alina.
—¿Y si es solo un animal salvaje? —preguntó Alina.
Evgenia sacudió la cabeza —Entonces mis hombres no necesitarían alertarme de esta manera.
Ran Xueyi pensó lo mismo. Ella no dejaría pasar a un animal salvaje si instalara un sensor de alarma en su territorio. Los animales pueden no tener intenciones maliciosas como los humanos, pero siguen siendo igual de mortales. Si los hombres de Evgenia pensaban que había intrusos en la isla que eran más amenazantes que los animales salvajes, harían todo lo posible por reportar sus hallazgos. Es mejor ser cauteloso que morir joven por arrogancia.