Floreciendo desde la infancia.

Justo después de que Zhen Qinrou colgara la llamada, marcó nuevamente el número de Zhang Xiaotong. En el primer tono, la llamada fue contestada. Pero lo que vino a continuación no fue un saludo de respeto, sino una acusación.

—Tía Qinrou, ¿por qué me hiciste esto? ¿Tenías intenciones de hacerme el hazmerreír frente a todos? —La aguda voz mezclada con sollozos dolorosos llegó a los oídos de Zhen Qinrou, dejándola confundida acerca de la situación.

—¡Xiaotong! Querida, ¿qué ha pasado? ¿Qué he hecho yo? —preguntó, sin entender nada. Su corazón latía al ritmo de la ansiedad, sin comprender el giro de los acontecimientos. ¿No estaba ella en la fiesta antes? ¿Entonces qué había pasado de repente para encontrarse en una situación donde estaba llorando así?