Dale una oportunidad.

Al escuchar a su amiga gritar y chillar al otro lado de la llamada, Li Xue no pudo evitar alejar el teléfono de su oído. Solo cuando estuvo segura de que Feng Yi Lan se había calmado lo acercó de nuevo para decir.

—Querida, créeme, no fue a propósito. El plan se hizo en el momento. Si hubiera planeado con más antelación, te lo habría dicho. WeiWei no tenía tareas extra en casa y yo extrañaba pasar tiempo con ella, así que la traje aquí. No te preocupes, la próxima vez que planifique, lo haré con tiempo y te avisaré primero.

Li Xue intentaba convencer con su mejor esfuerzo, pero sabía bien que no sería tan simple. Su amiga podía ser tercamente infantil como el diablo cuando se trataba de sus recuerdos. Ella lo sabía bien, pero aun así lo intentó.

—Hmph! Li Xue, no quiero hablar más contigo —como se esperaba, Feng Yi Lan bufó al instante siguiente, manteniendo su palabra breve para mostrar cuán molesta y enojada estaba.