Li Xue parpadeó al mirar a la persona que apareció de la nada temprano en la mañana. —Ahh. Buenos días, Director Qi. ¿Está bien? Aunque le preguntó eso, no necesitaba escuchar su respuesta para saber que de ninguna manera se veía bien.
—Oh —Oh e-eso, Xiao Xue, estoy bien. ¿Dónde está Shufen? ¿No me esperó? —dijo Qi Shuai, jadeando con cierta ansiedad. Sus palabras no estaban niveladas en un tono bueno pero aún así era suficiente para completar la oración. Una mano apoyada en su cadera mientras la otra sostenía el marco de la puerta para apoyarse. Con solo echarle un vistazo en ese momento, uno podría decir que ha corrido un maratón para llegar aquí.
—¿Esperarte? ¿Tenías planeado salir a algún sitio? —preguntó Li Xue, sus ojos sospechando algo diferente en la actitud del hombre, examinándolo de arriba abajo mientras dudaba de las posibilidades.