Li Xue acababa de llegar a la mitad del camino hacia la salida del Western Arcade cuando se dio cuenta de que había olvidado su cartera en la tienda. Para recuperarla, pensó en volver pero nunca esperó sorprenderse al ver también al fundador de la tienda allí de pie.
—Mi felicidad era de tanta preocupación, nunca lo supe —dijo Li Xue, mirando fijamente la espalda de la mujer, incapaz de ver su rostro—. Señora, ¿es usted la dueña de esta tienda? —preguntó con una sonrisa. Sus ojos se desviaron por un momento hacia la vendedora. Y con solo echar un vistazo a su expresión, estaba segura de que no se equivocaba al pensar eso.
—… —La mujer no se dio la vuelta. En cambio, se quedó enraizada en su posición de espaldas a Li Xue.