—No deseo que las cosas escalen hasta ese tipo de escenario —Emmelyn apretó los labios. En su rostro había una expresión incómoda y ella negó con la cabeza—. Revelación tras revelación seguían llegando y todavía no podía creer que Rafael fuera un dios.
—Quizás el consejo de dioses en Creta pueda intervenir —dijo Loriel—. Estoy seguro de que hay algunos que pueden ser justos y ver cómo se aprovecharon de Emmelyn en la situación.
—O no lo harán y harán la vista gorda porque ese Príncipe del Hielo es uno de ellos —escupió el Rey Marte.
De repente, Emmelyn entrecerró los ojos y miró a Maxim con incredulidad.
—Oye… ¿Cómo sabías todo esto? —Loriel sonrió de manera misteriosa y respondió:
— Me llegaron rumores.
Su respuesta no satisfizo la curiosidad de Emmelyn, pero ella no podía forzar al hombre a explicar más. Todo esto sonaba muy misterioso.
Además... ¿cómo se mantenía Maxim tan joven después de todos estos años?