¿Está envenenada la comida?

Rafael le sonrió y se acercó a Harlow. Reveló una bandeja llena de desayuno y se la ofreció a la princesa.

—¿Por qué no comemos primero? O al menos, que comas tú primero. No esperé que te desmayaras con solo tocarme. No es común que una mujer se desmaye en mi presencia.

—¿Estás seguro? —Harlow levantó una ceja. Recordó a la princesa élfica enamorada y asumió que la elfa se habría desmayado al ver a Rafael.

Sin embargo, antes de que pudiera refutar sus palabras, la princesa Draeciana se dio cuenta de que estaba siendo parlanchina y procedió a sellar sus labios.

Rafael levantó una ceja pero no dijo nada. El desayuno que él había revelado frente a Harlow resultó no ser solo su conejo asado favorito, sino también cada pequeño postre y plato que le gustaba y saboreaba.