Rowena se heló por un momento ante la figura que de repente bloqueó la luz. Había tenido gente amistosa con ella durante su viaje a Almere pero nunca tan cerca. Estaba preparada para levantarse y correr hasta que la persona habló.
—Whoaa, ¿vas a comer ese pan? —La mirada de Rowena se levantó y de repente se encontró cara a cara con Julián. El joven vestía una indumentaria más encapuchada, pero su voz era inequívocamente suya y también el brillo en sus ojos. Ella podía sentir la sonrisa en su tono mientras le hablaba.
—Julián —Rowena exclamó emocionada.
—¿Qué? ¿Quién es esa persona diabólicamente apuesta? Solo soy un extraño que vio un pan muy apetecible. —Julián soltó una carcajada y levantó una pequeña botella. Parecía vino—. ¿Quieres acompañarlo con esta bebida?
Rowena tenía muchas preguntas, pero primero frunció la nariz—. ¿Vino y pan?