Julián y Rowena en Kilshade

Los próximos días pasaron volando y antes de que se dieran cuenta, tanto Rowena como Julián se acostumbraron a ser un excelente mago y asistente de espectáculo. Durante todo el festival, ambos atrajeron a muchos espectadores que disfrutaron de su actuación y contribuyeron a sus ingresos.

—¡Muchas gracias por venir! ¡Todos ustedes han sido invitados increíbles! —Julián sonrió mientras aceptaba un ramo de Rowena. Escogió una rosa y la lanzó entre la multitud, observando cómo varias jóvenes se peleaban por ella con entusiasmo.

Rowena rodó los ojos al ver la escena, pero entendió que no era la única que sabía cómo usar su buena apariencia. Aunque Julián no tenía tantos conocimientos de libros como Rowena, pensaba rápido y sabía cómo salir de situaciones complicadas.

—¡Nunca los olvidaremos! —dijo Julián como palabras de despedida y luego le guiñó un ojo a Rowena.