A pesar de que casi había pasado un año desde que realmente dejaron el valle, no les tomó mucho tiempo a tanto a Julián como a Rowena acostumbrarse de nuevo al ritmo de viaje.
Rowena demostró ser la experta en logística a la hora de prepararse para el viaje y Julián sirvió como el experto que mantuvo a ambos ocupados durante su recorrido.
Cuando se detenían en un pueblo o ciudad, se enfocaban de inmediato en hacer turismo y explorar el área. También era su oportunidad para recoger algunas noticias sobre este continente.
Por eso, cuando se acercaron al Norte y se detuvieron en una de las ciudades, fue para su total sorpresa que escucharon acerca de algo o alguien del que no habían oído hablar en mucho tiempo.
Mientras se sentaban a comer en una taberna, tanto Julián como Rowena vieron pasar una gran caravana por las calles.