El tío de Rowena

Rafael miró a Rowena y simplemente se sentó en una mesa al aceptar al ave halcón que venía del Dios de la Aviaria.

El resto de sus compañeros ya le buscaban e insistían en que se fuera con ellos, pero él se negó a hacerlo.

—He incluido una carta, pero espero que puedas comunicarles que no volveré pronto. Si desean volver a Cretea, pueden hacerlo —dijo Rafael.

Rafael recogió el pergamino y lo ató a la pata del ave. —También díselo en privado a tu dios que no deseo que ninguno de ellos me siga o intente visitarme.

Rafael ya podía imaginar que uno de ellos, quizás Nymia, insistiese en venir personalmente aquí para convencerlo de irse, pero él no se dejaría influenciar.

Sin embargo, antes de que llegara el primer halcón enviado por el Dios de la Aviaria… otro ave se precipitó dentro. Había una nota urgente en su tono, pero antes de que Rafael pudiera hacer algo, se detuvo.

—Mmm... ¿Julián? —La voz de Rowena finalmente llamó. Ella había despertado finalmente.