Cuando Rowena extendió la mano y agarró la de Rafael, una sensación cálida se esparció por sus mejillas mientras él asentía lentamente.
—Está bien, tampoco te dejaré ir —prometió Rafael.
—E-eso es de esperarse a menos que quieras separarte —dijo Rowena y luego cambió su atención a los artistas en el escenario—. Llevaba una sonrisa e iluminó. ¿Qué tal si vemos esos primero? Son bastante acrobáticos, ¿verdad?
—Sí, es bastante interesante cómo hacen todo eso —Rafael rió mientras llegaban a la multitud de espectadores.
Era un pequeño espectáculo que consistía en dos compañeros retorciendo sus cuerpos de maneras que hipnotizaban a otras personas, su flexibilidad e incluso su habilidad para caminar sobre un lecho de clavos eran impresionantes y capturaban miradas.
Rowena sonrió brevemente mientras observaba a Rafael de reojo, parecía satisfecho con el espectáculo o quizás divertido. Alguien como él probablemente no había visto algo así.