Quebrantando Su Espíritu

—¡Piensa en tus acciones y reflexiona sobre ellas! —Rey Draco se burló antes de darse la vuelta y cerrar la puerta detrás de él.

—¡Padre, no! Déjame salir de aquí... —Rowena golpeó la puerta y le gritó a su padre, pidiendo ser liberada, sin éxito—. ¡Padre, no hagas esto!

—Pronto enviaré sanadores para arreglarte.

Rowena pudo escuchar la respuesta de su padre.

—¡No! ¡No necesito ser arreglada! ¡No estoy rota! —Rowena gritó. Apretó los dientes y decidió forzar a su padre a liberarla usando el nombre de Raphael, ya que el Rey Draco parecía querer a toda costa estar en los buenos libros de Raphael—. Si no me dejas salir, le diré a Raphael lo que me hiciste. ¡Le diré que buscas algo en Cretea...

Hubo silencio.

Rowena dio un paso atrás. Jadeaba y miraba nerviosa la puerta. Pensó que podía escuchar pasos leves acercándose.

Y entonces se abrió la puerta, mostrando el corpulento cuerpo de su padre y su rostro lleno de furia.