Titania estaba a punto de salir del almacén cuando su Jefe de repente le agarró el codo, impidiéndole salir.
—Jefe, ¿qué está haciendo? ¡Por favor, déjeme ir! —exclamó Titania.
Titania intentó luchar contra su agarre pero su Jefe apretó más fuerte su mano.
Su Jefe siempre la estaba observando. Cuando no la veía en el restaurante, la buscaba y la encontraba en el almacén.
Su esposa no estaba por ningún lado. Justo estaba allí antes de que Titania llegara. Pero salió a comprar algo.
Su Jefe acababa de encontrar la oportunidad perfecta para estar a solas con ella en ese almacén. Sus ojos recorrieron su cuerpo de pies a cabeza. Tenía una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras el uniforme de camarera le quedaba perfecto, acentuando sus curvas sexys.
No podía quitarle los ojos de encima, su lujuria nublando su mente. Estaba desesperado.
—Oh mi Titania, pensé que estabas buscando un trapeador. ¿Por qué te vas ya? Ven, déjame ayudarte a encontrarlo.