Titania finalmente se calmó al sentir el calor de Ella en sus brazos. Su hija le dio un sentido de seguridad. No solo ella, sino también Zu Wan, la persona que la salvó esta noche.
—Mamá, ¿ya estás bien? Por favor, no llores. ¿Tuviste una pesadilla? Padre y yo estamos aquí. No tengas miedo —murmuró suavemente Ella. Sus pequeñas manos acariciaban delicadamente el rostro de su madre.
Titania le sonrió tiernamente antes de asentir con la cabeza.
—Madre ya está bien ahora. Ya no tiene miedo.
Ella atrajo a Ella hacia un cálido abrazo. Zu Wan se sintió contento al ver a la madre y a la hija juntas. Al menos ambas estaban seguras.
—Voy a comprar algo de comida. Titania, aún no has cenado, ¿verdad? —dijo Zu Wan mientras se ofrecía a salir.
—Está bien, señor Zu, yo cocinaré algo de comida. Por cierto, déjame ver tu herida.
Titania recordó que él había sangrado durante la pelea de hace un rato. Alguien le disparó y su hombro fue alcanzado.