PUEDO LLEVARTE ALLÍ

—Dile a Lucifer que llevaré a Lila ante él —dijo Serefina con calma—. Y después de decir eso, agitó su mano con indiferencia, despidiéndolo con un adiós—. Sé que también necesita al otro ángel guardián.

En este punto, por supuesto, la bruja estaba bien informada de que Raine y Esperanza ya estaban en manos de los diablos y solo Lila quedaba para que la obtuvieran.

—¿Crees que confiamos en ti? —gritó Mamón en voz alta, lanzando una mirada sucia a la espalda de la bruja que se alejaba.

—¿Crees que tienes opción? —Serefina ni siquiera le concedió otra mirada mientras hablaba por encima de su hombro y quemaba a otro licántropo muerto que se levantaba de su muerte, como si desafiara a Mamón a hacer algo al respecto.

Y otro más, seguido por uno más...

Quemó a cada criatura que estaba a su alcance mientras caminaba sobre el suelo ensangrentado, dejando una risita para que el diablo la oyera.

En este punto, parecía más diabólica que el mismo diablo.