Quizá fue una de las razones por las que Torak la llevó lejos del reino de los licántropos antes de esconderla en Rieka, y tampoco le permitió salir de ese lugar, porque antes de esto, aquel era el único lugar que estaba libre de cualquier criatura sobrenatural.
Había sido bien planeado por el supremo Alfa.
—Está curada... —León mencionó lo obvio y observó cómo el pálido rostro de Bree lentamente recuperaba color.
—Mantén los ojos en ella. —Luego se levantó cuando escucharon un fuerte sonido que sacudió la tierra proveniente del río—. Está sucediendo.
Sobre la superficie del río congelado, vieron a la Hidra de nueve cabezas, gritando hacia el cielo y haciendo que el río pareciera muy pequeño para acomodar a una criatura tan magnífica.
—No ganaremos esto sin el fénix —dijo el cambiador de forma de dragón de agua—. Necesitamos ese fénix.
—La bruja fea vendrá con el pájaro —replicó Christal con tono gruñón—. Más le vale llegar rápido aquí antes de que esa cosa nos mate a todos.