Raine no sabía cuánto tiempo había estado sentada sola en el mismo lugar, tal vez había estado allí un minuto, dos minutos, una hora o dos, o tal vez ya había pasado un día entero...
Raine no podía decirlo porque el sol aún parecía como si justo estuviera desapareciendo en el horizonte, pero no se movía desde... desde que Dios sabe cuándo.
Lo único que Raine sabía era que tenía que esperar a alguien, incluso ella misma no sabía a quién estaba esperando...
Ella simplemente lo sabía, como si lo hubiera sabido todo el tiempo y lo que estaba haciendo ahora era algo normal.
Era natural para ella esperar a esa persona, aunque no sabía a quién estaba esperando.
Pasaron unos segundos o minutos más, pero Raine seguía sola, mirando el tono rojizo del sol que todavía irradiaba débilmente en el horizonte, como si el tiempo se hubiera detenido y Raine fuera la única inmune a ello.