Jedrek observó a la pequeña criatura en su cuna, frunciendo sus diminutos labios mientras apretaba con fuerza sus dedos.
La bebé parpadeó y bostezó, y estaba a punto de meter su propio puño en la boca si no fuera por Jedrek, quien apartó su pequeña mano a tiempo.
La sensación fue increíble, ya que removió algo profundo dentro de él.
¿Cómo podría una pequeña criatura como esta, que Jedrek podría aplastar con facilidad, tener un poder que hacía sentir al rey abrumado?
Esta era la primera vez que Jedrek veía a uno de los hijos de su hermano cuando solo era un bebé. Porque cada vez que venía, se negaba a ver al bebé y solo felicitaba formalmente a sus hermanos y sus compañeras.
Sin embargo, esta vez Raine insistió en que Jedrek viera a su segundo hijo cuando notó lo angustiado que se veía el rey.
Catorce años de espera...