Hoy era el día en que Sean y Selena iban a entrar finalmente a su vida escolar y Esperanza estaba muy emocionada, y al mismo tiempo, nerviosa por sus gemelos.
—¡Kace! —gritó Esperanza a su compañero—. ¿No puedes moverte más rápido? ¡Llegaremos tarde si no te apuras! Esperanza luchaba por hacer que Sean dejara de moverse para poder ponerle los calcetines, pero el pequeño no paraba de cambiar a su bestia. —¡Cambia de vuelta! —Casi perdió la paciencia para hacer que su hijo la escuchara.
Sí, los gemelos solo habían podido cambiar a su bestia hace unos días. Por eso, aún estaban muy emocionados por explorar más sobre su otra forma. Era algo lindo ver a dos pequeños lobos correteando por la casa.
Pero, no sería divertido si los atrapaban en la forma de su bestia, ya que deberían mantener esto en secreto.