Canción recomendada: Pacify her - Melanie Martinez
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La rojez engulló los ojos de Ian. Intentó enfocar, manteniendo los ojos bien abiertos para discernir la figura que era devorada por la rojez que se expandía como un monstruo viviente. Las lenguas de las llamas danzaban, elevando la sensación aplastante que tenía en su corazón. Allí Ian vio a su madre atada en la estaca, había lágrimas en sus ojos mientras lo miraba.
Sus labios se movían y aunque su voz fue devorada por el crepitar del fuego que parecía burlarse de él, Ian pudo entender las dos palabras que su madre pronunció leyendo sus labios: «Huye, hijo».