Encontrar el camino para la venganza no fue fácil para Ian. No tenía la paciencia suficiente para esperar que su venganza ocurriera. Necesitaba matar a las personas que fueron responsables de la muerte de su madre. Sin embargo, por más amarga que fuera, la realidad es que no tuvo la oportunidad ni la autoridad para vengar la muerte de su madre.
Cuanto más impotente se sentía, más profundo sentía Ian que sus piernas eran arrastradas hacia un abismo oscuro y profundo. Ian abrió los ojos de nuevo cuando se encontró dentro de una pequeña cabaña. Abrió los ojos lentamente, sintiendo el dolor que le dolía por todo el cuerpo cuando se alarmó al ver que estaba en una casa que no conocía.
¿Era esa perra otra vez?