Dama Más Encantadora-III

Elisa no podía soportar ver los ojos cerrados de Ian, ya que esto despertaba todos los malos recuerdos que había intentado superar durante la última semana. Sus manos temblaban y estaban frías. Sus ojos no podían detener las lágrimas mientras deseaba fervientemente en su corazón que las heridas de Ian sanaran. En momentos como este, Elisa no podía desear más que tener su propio poder de sanación.

—¡Elisa! —Satanás la llamó, quien estaba en trance, mirando a Ian sin enfocar. —¡Elisa! —Satanás la llamó nuevamente, esta vez en voz más alta que la sobresaltó.

Ella miró a su abuelo, observándolo con los ojos ligeramente más abiertos. Su abuelo suspiró y negó con la cabeza, lo que la asustó —No, no. Estoy seguro de que él está bien.

Y en ese momento, Ian gruñó desde su lugar. Sus cejas se fruncieron en un nudo mientras intentaba mirar hacia arriba, hacia Elisa, quien había colocado su cabeza en su regazo. Entonces apareció una sonrisa en sus labios —Veo a un ángel encantador.