Elisa se giró para verlo y su sonrisa se suavizó. —No tengo mucho sueño. Ven aquí, siéntate conmigo —dijo Elisa mientras se dirigía a la superficie de la cama, tomando asiento mientras Ian la seguía y se sentaba a su lado.
—¿Qué te pasa? —Ian le preguntó, acercándose a su lugar y sentándose suavemente a su lado.
—Me siento irreal —fueron las palabras de Elisa—. Es extraño que todo haya terminado y que Apolión esté ahora muerto. ¿Viste... a Dalton? —recordando a Dalton, a quien supo que había desaparecido después del incidente, se preguntó a dónde había ido el hombre ya que el Infierno no solo era un lugar peligroso sino también un lugar lleno de criaturas y bestias peligrosas.
—Está bien, no creo que él vaya a tener problemas —respondió Ian con una sonrisa que se ampliaba como si lo esperara—. ¿Hay algo más que te preocupe? —preguntó mientras sus manos se desplazaban sobre sus hombros, masajeándola lentamente en un movimiento extremadamente suave.