Elisa juntó sus manos al ver cómo la sonrisa de Ian se ensanchaba y cómo había un ligero rastro de humedad sobre sus ojos rojos. Lady Lucy no ocultó sus lágrimas, abrazando a su hijo fuertemente para compensar todos los años en los que no se habían encontrado.
Lady Lucy se apartó y colocó su mano en el lado de la cara de Ian, y Ian se rió entre dientes, recordando cómo eso le recordaba su pasado.
—Te has vuelto tan parecido a tu tío —dijo Lady Lucy sacudiendo la cabeza—. Espero que no compartas el mismo temperamento que él.
—Deberías confiar en que no soy tan impulsivo como él. Él apuñalaría a la persona que lo enfadara, pero yo no lo haré —Ian hizo hincapié, pareciendo sincero con sus palabras.
—Pero tú le romperías los huesos —dijo Lady Lucy, que conoce el comportamiento de su hijo.